Tiene ese que se yo de lo viejo, del conventillo de antes, del barrio colonial.
Un olor bien a tango, a turismo y a fútbol recorren sus calles, fachadas con los colores del barrio el amarillo y azul se lucen y marcan su historia y su identidad como lugar en el mundo.
En contraste con todo aquello que se puede encontrar en Buenos Aires, La Boca tiene el picadito de los más chicos y de los jóvenes en la placita, el café de la esquina sigue abierto con los veteranos de siempre, tiene esa alegría a tango amargo...
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